El expresionismo poético de Isabel Larrodé

La concepción poética de la existencia es una de las características más peculiares de la personalidad artística oriental, y en especial de la japonesa.Poesía y pintura, pintura y poesía, que tanto monta,constituyen el binomio que con más delicadeza y exactitud expresa la identidad plástica de las civilizaciones de Extremo Oriente.
Y, precisamente, la muestra que hoy nos ofrece la pintora zaragozana María Isabel Larrodé es paradigma de esrea ideal asociación poética. Después de beber en las más puras fuentes niponas, Isabel hace rimar esas ráfagas poéticas que son las estrofas "haiku" con un amplio repertorio de variaciones cromáticas, obteniendo una serie de dípticos en los que el color subraya la delicadeza conceptual del ideal poético.
En estas reuniones de poesía y color están contenidos estados de ánimo, paisajes interiores, ensueños y demás sutilezas presentes en el alma de la artista. Cada composición es, por consiguiente, resultado de una larga meditación sobre el componente sentimental de los argumentos elegidos. Después, la autora nos lleva de la mano por unos jardines espirituales sugeridos por su instinto poético y descritos sabiamente con la fórmula pictórica de un manchismo expresionista de la mejor ley. Son los suyos colores a la vez elementales y cálidos de pureza difuminada, convertidos en materia poética que ilustra con máxima delicadeza el mensaje contenido en las diecisiete sílabas del "haiku" correspondiente. Sonrisas de una Naturaleza representada principalmente por apelativos vegetales- árboles, hojas, flores...-que nos trasladan a esferas de quintaesenciado lirismo.

Nos hallamos, en suma, ante una pintura de honda raíz intimista, de cuidada realización y grata contemplación, que al actuar como nexo de unión entre la concepción estética de la artista y la sensibilidad del espectador, cumple el contenido esencial de la genuina obra de arte, que es el de servir de vehículo de emociones.

Jaime Esaín
De la Asociación Española de Críticos de Arte